viernes, 14 de diciembre de 2007

LA UNIVERSALIDAD DEL DEBER

Creo que no conoces el crimen del Rey David que cuenta la Biblia. David era rey de Israel. Su pueblo estaba en guerra contra otros pueblos vecinos. Mas como siendo rey se puede atender a otras cosas además de hacer la guerra, el rey David se enamoró. ¿Y quién crees que fue la afortunada? La esposa de Urías, el hitita, uno de sus soldados. Y si ya es delicado problema poner los ojos en una mujer casada, el asunto llega a ser peliagudo si pones algo más que los ojos. Y algo más debió poner, en este caso, porque ella se quedó embarazada.
Pero como para los reyes absolutos de entonces todo tenía solución, a David pronto se le ocurrió una. Aprovechando que el marido, Urías, era su soldado y estaba a sus órdenes, le adjudicó un puesto en la zona más peligrosa del campo de batalla. El resultado lo puedes imaginar: "dead in combat". ¡Qué listo eres, chaval! Tras su muerte, el Rey David consiguió llevarse la mujer a su palacio y hacerla su esposa. Bueno, una vez pasados los días del luto, que siempre es bueno guardar las formas...
Como puedes suponer, a Dios no le gustó nada semejante conducta y mandó a su profeta Natán para que le reprochara el crimen.
También es peliagudo tener que decirle a un rey que ha actuado mal. ¿No te parece? Natán no abordó el asunto directamente. ¿Qué podía hacer el profeta para que el propio David viera su pecado? Aprovechando que el deber es algo universal y que si obliga a uno obliga a todos, a Natán se le ocurrió la siguiente historia, que con mucho detalle le relató al rey: "Había dos hombres en una ciudad, uno rico y otro pobre. El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia. El pobre no tenía más que una corderilla, a la que quería con locura. Llegó, un día, un visitante a la casa del rico y éste, y con el fin de darle bien de comer, en lugar de sacrificar a uno de los corderos de su rebaño, se aprovechó de su poder, mató y cocinó para él la única corderilla que el pobre poseía".
El Rey David, que estaba escuchando la historia, se encendió de ira: "El hombre que hizo eso merece la muerte", exclamó.
"Abre los ojos, tú eres ese hombre" le dijo el profeta. "Dios te ha hecho rey, te ha dado grandes riquezas, hubieras podido tener la mujer que hubieras querido... y tú hiciste que mataran a Urías para quitarle su esposa, como aquel de la historia que robó la única corderilla que su vecino tenía".
David reconoció su pecado inmediatamente. ¿Por qué? ¿Por qué no pudo defenderse ante la acusación de Natán? Porque el propio rey ya había desaprobado su crimen al censurar la acción del hombre rico de la historia. David, enfadándose contra el ladrón del cuento de Natán, estaba, en realidad, reprobándose a sí mismo.
¿Cuál es la clave aquí? ¿Cuál es la conclusión de todo esto? El deber moral es algo universal. Si una norma moral obliga, obliga a todos. La que rige para ti, rige por igual para cualquiera. Lo que yo no debo hacer, no debe hacerlo nadie en similar situación. Y en el caso de la historia, si no se debe utilizar el poder para aprovecharse de los más débiles, tan mal está que lo haga un rico como que lo haga un rey.
Fragmento del capítulo de "El deber" de "Ética para jóvenes".