lunes, 14 de enero de 2008

POEMAS DE ÁNGEL GONZALEZ

INVENTARIO DE LUGARES PROPICIOS AL AMOR


Son pocos.

La primavera está muy prestigiada, pero

es mejor el verano.Y también esas grietas que el otoño

forma al interceder con los domingos

en algunas ciudades

ya de por sí amarillas como plátanos.

El invierno elimina muchos sitios:

quicios de puertas orientadas al norte,

orillas de los ríos,

bancos públicos.

Los contrafuertes exteriores

de las viejas iglesias

dejan a veces huecos

utilizables aunque caiga nieve.

Pero desengañémonos: las bajas

temperaturas y los vientos húmedos

lo dificultan todo.

Las ordenanzas, además,

proscriben la caricia ( con exenciones

para determinadas zonas epidérmicas

-sin interés alguno-

en niños, perros y otros animales)

y el «no tocar, peligro de ignominia»

puede leerse en miles de miradas.

¿Adónde huir, entonces?

Por todas partes ojos bizcos,

córneas torturadas,

implacables pupilas,

retinas reticentes,

vigilan, desconfían, amenazan.

Queda quizá el recurso de andar solo,

de vaciar el alma de ternura

y llenarla de hastío e indiferencia,

en este tiempo hostil, propicio al odio.



.....................

"¿Cómo seré yo

cuando no sea yo?

cuando el tiempo

haya modificado mi estructura,

y mi cuerpo sea otro,

otra mi sangre,

otros mis ojos y otros mis cabellos.

pensaré en tí, tal vez.

seguramente, mis sucesivos cuerpos

-prolongándome, vivo, hacia la muerte-

se pasarán de mano en mano,

de corazón a corazón,de carne a carne,

el elemento misterioso

que determina mi tristeza

cuando te vas,

que me impulsa a buscarte ciegamente,

que me lleva a tu lado

sin remedio:

lo que la gente llama amor, en suma.

y los ojos

-qué importa que no sean estos ojos-

te seguirán a donde vayas, fieles."







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MERIENDO ALGUNAS TARDES.



Meriendo algunas tardes:

no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto a la mar

muerdo primero los acantilados,

luego las nubes cárdenas y el cielo

-escupo las gaviotas-,

y para postre dejo las bañistas

jugando a la pelota y despeinadas.

Si estoy en la ciudad

meriendo tarde a secas:

mastico lentamente los minutos

-tras haberles quitado las espinas-

y cuando se me acaban

me voy rumiando las sombras,

rememorando el tiempo devorado

con un acre sabor a nada en la garganta

....................


JARDÍN PÚBLICO CON PIERNAS PARTICULARES

....y las muchachas andaban con las piernas desnudas:

¿por qué las utilizan

para andar?

Mentalmente repaso

oficios convincentespara ellas

-las piernas-digamos: situaciones

más útiles al hombre

que las miradespacio,

silbando entre dientes

una canción recuperada

apenas-ese oficio no me gusta-en el acantilado del olvido.

Si bien se mira, bien se ve que todas

son bellas: las que pasan

llevando hacia otro sitio

cabellos, voces, senos

ojos, gestos, sonrisas;

las que permanecen

cruzadas,

dobladas como ramos bajo el peso

de la belleza cálida, caída

desde el dulce abandono de los cuerpos sentados;

las esbeltas y largas;

las tersas y bruñidas, las cubiertas

de leve bello, tocadas por la gracia

de la luz, color miel, comestibles

y apetitosas como frutas frescas,

y también-sobre todo-aquellas que demoran

su pesado trayecto hasta el tobillo

en el curvo perfil que delimita

las pueriles, alegres, inocentes,

irreflexivas, blancas pantorrillas.

Pensándolo mejor, duele mirarlas;

tanta gracia dispersa, inaccesible,

abandonada entre la primavera,

abruma el corazón del conmovido

espectador

que siente la humillante quemadura

de la renuncia,

y maldice en voz baja,

y se apoya en la verja del estanque,

y mira el agua,

y ve su propio rostro,

y escupe distraído, mientras sigue

con los ojos los círculos

que trazan en la tersa superficie

su soledad, su miedo, su saliva.